Recuerdo que todos los domingos en la mañana nos levantábamos escuchando Óperas y Zarzuelas. Mi papá seleccionaba uno de sus LP y acompañaba cantando algunas de las arias de tenor. Me llevaba de vez en cuando al Teatro Colón y así le fui sacando el gusto a este género.

Más adelante, en el colegio, un profesor de música montó algunos coros de Zarzuelas y recuerdo mucho Los Marineritos, cuando me tocó cantar como uno de los solistas de voz blanca. Ya en bachillerato, con voz de tenor en la Coral, cantamos algunos como el Coro de los Soldados de Fausto y el Va Pensiero de Nabucco.

Cuando comenzaron a salir los CDs inicié mi colección de música, después llegaron los DVDs y finalmente los Blu-rays. Me volví un melómano coleccionista y aquí estoy.

También he sido buen lector y en mi mudanza de Guayaquil a Armenia solamente dejé los libros relacionados con música.

¿Y qué sacaba con tener toda esa colección de música en audio, video y libros para mí solo?

Realicé algunos programas para una emisora universitaria y reseñas musicales en una Revista en Ecuador, pero estaba muy dedicado a mi empresa de ingeniería.

​Todo empezó en el 2015, cuando comencé a realizar un programa con un compañero de colegio que lamentablemente falleció en el 2018. Él fue el que me abrió el camino y le agradezco mucho. Ahora estoy haciendo programas en la emisora de la Universidad del Quindío y en la emisora digital Folkloreradio.